lunes, 16 de junio de 2025

Transformacion

 


El Jesús Histórico: Un Encuentro Transformador

¡Hermanos y hermanas en Cristo, es una alegría estar con ustedes hoy!

Hemos hablado antes del Jesús histórico, de su existencia y de la posibilidad de acercarnos a él a través del estudio. Pero hoy quiero ir un paso más allá y reflexionar sobre la significación profunda de ese Jesús que caminó entre nosotros, no solo como una figura del pasado, sino como una presencia transformadora para nuestra vida presente.

Más Allá de los Dogmas, Hacia la Persona

A menudo, la imagen de Jesús en nuestras mentes está cargada de siglos de dogmas, de doctrinas teológicas y de interpretaciones. Y si bien esto es importante para comprender la fe, a veces puede oscurecer la figura humana de Jesús, el hombre que experimentó la alegría y el dolor, la amistad y la traición.

El Jesús histórico nos invita a despojarnos de algunas de esas capas y a encontrarnos con la persona. ¿Quién fue este hombre que atrajo a multitudes, que desafió a los poderosos, que amó incondicionalmente y que finalmente fue crucificado? Fue alguien que:

  • Se identificó con los marginados: Las viudas, los huérfanos, los enfermos, los pecadores. Él no buscaba la compañía de los notables, sino que se sentaba a la mesa con aquellos a quienes la sociedad había descartado.
  • Enseñó un Reino de Dios radical: No un reino político o militar, sino un reino de justicia, paz y amor, donde los últimos son los primeros y donde la verdadera autoridad se ejerce en el servicio.
  • Mostró el rostro de un Dios cercano: Un Dios que no está lejano y airado, sino un Padre que acoge, perdona y busca la reconciliación con sus hijos.

Al contemplar al Jesús histórico, vemos a Dios en acción de una manera tangible, en un ser humano completo, con pasiones, compasión y propósito divino.

La Credibilidad de la Fe

Entender al Jesús histórico no es disminuir nuestra fe, sino fundamentarla en una realidad más sólida. Cuando conocemos los detalles de su vida, sus enseñanzas y su contexto, nuestra fe se vuelve menos vulnerable a las dudas. No creemos en un personaje de cuento de hadas, sino en alguien que dejó una huella indeleble en la historia, cuyo impacto cambió el curso de la civilización.

Pensemos en la manera en que el Jesús histórico vivió y murió. Su vida fue un testimonio constante de su mensaje. No solo enseñó el amor, lo vivió. No solo habló de perdonar, perdonó desde la cruz. Esta coherencia entre su vida y sus palabras es lo que le da una credibilidad inigualable y lo que ha inspirado a millones a lo largo de los siglos.

Un Eco en Nuestros Corazones

El Jesús histórico, por lo tanto, no es solo un objeto de estudio, sino una inspiración viva. Su mensaje sigue resonando hoy en nuestros corazones y en nuestras comunidades. Nos interpela a:

  • Vivir con integridad: A alinear nuestras acciones con nuestras creencias, como lo hizo él.
  • Comprometernos con la justicia social: A luchar por un mundo más equitativo, siguiendo su ejemplo de defensa de los oprimidos.
  • Amar sin fronteras: A trascender nuestras diferencias y a abrazar a todos con el amor incondicional que él nos mostró.

La figura del Jesús histórico nos recuerda que la fe no es solo un conjunto de ideas, sino un camino de vida. Es una invitación a seguir a alguien que demostró con su propia existencia cómo se vive en plenitud, cómo se ama de verdad y cómo se encuentra sentido incluso en el sufrimiento.

Que el encuentro con este Jesús histórico, el Jesús de Nazaret, el Cristo resucitado, transforme nuestras vidas y nos impulse a ser sus manos y pies en el mundo de hoy.

¡Amén!



martes, 9 de julio de 2024

La obra del Señor

¿Quien trabaja en la obra del Señor?

Todos los que pertenecemos al Señor son exhortados a participar de su obra.

Puestos que todos esperamos al Señor, somos conducidos al servirlo con celo. Ninguno tiene el mismo servicio, pero cada uno tiene una tarea.

Es algo bueno de imitar la fe de los demás, pero en relación con el servicio del Señor, es importante que cada uno nos hagamos la siguiente pregunta: ¿Cuál es mi servicio?

  


sábado, 8 de abril de 2023

Viernes Agónico

 "Recibió 39 galones porque se sabía que 40 mataban a un hombre. Lo querían vivo. Sostenían puñados de su barba y cabello y lo arrancaron de raíz. Lo querían vivo. Le dieron patadas, puñetazos y escupitajos durante horas. Hasta que no había una sola mancha en su cuerpo que no estuviera cubierta de sangre. Lo querían vivo. 


Le pusieron una corona de espinas en la cabeza con tanta dureza que se le clavó en la piel. Lo querían vivo. Después de horas de ser golpeado, burlado, azotado, azotado y torturado, lo hicieron caminar con una cruz. Le hicieron cargarlo. Un pedazo de madera áspera con astillas cavando en heridas frescas. Lo querían vivo. 


Querían que sintiera cada onza de dolor que pudieran traer. Tenía que sentirlo para sanarnos. La crucifixión fue históricamente una de las muertes más crueles y torturadas que un ser humano podría enfrentar. Horas y horas de tortura. Tortura en la que la mayoría de nosotros no podemos pensar mentalmente porque la crueldad no es normal. No es algo que nuestras mentes puedan comprender. Celebramos la Pascua con colores pastel, niños felices cazando huevos y chocolate. La verdad es que no hubo absolutamente nada feliz en el día en que Jesús murió. Fue cruel, sangriento y desagradable.


Podría haberlo detenido todo. Él podría haber llamado a cada ángel en el cielo para demoler a cada persona que estaba de pie y gritaba "¡Crucifícalo!" No lo hizo. Él sabía que para tener un domingo tienes que tener un viernes. Él sabía que para tener gozo tienes que llevar tu cruz. Sintió todo ese día. Sintió cómo tu corazón se abrió de par en par cuando tuviste que ver morir a tu bebé. Sintió lo pesada que era tu vida cuando estabas mirando por el cañón de un arma preguntándote si el hombre al que llamabas esposo te iba a disparar. Él llevó el peso de la carga que has sentido desde que tu cónyuge murió y la vida simplemente no parece estar bien desde entonces. 


En esa cruz sostenía al violador y asesino, al pecador y al santo. Niveló todos los campos de juego y dijo que TODOS ustedes valen la pena. Sabía que tenía que cargar la cruz. Él nunca prometió que la cruz que llevas en esta vida no sería pesada. El suyo no lo era. Su promesa es que el domingo está llegando.


No importa cuán pesado sea el viernes. Financiera, emocional, mental o físicamente. El viernes es pesado. Esa cruz te está pesando y estás a punto de desmoronarte bajo su peso. Su promesa era simplemente esta. Él no te obligará a llevarlo solo. ¿Qué clase de rey renunciaría a su trono por esto?


Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios lo hizo. Para tí.

Él hizo todo por ti y por mí. Oh, sí, es pesado. Tan pesado que a veces no crees que puedas dar un paso más. Pero mira hacia arriba, porque se acerca el domingo".




viernes, 9 de septiembre de 2022

El Reino de Dios es un regalo



Pertenecer a la comunidad de Jesús implica no solamente a actuar, sino creer que Dios actúa or medio de nosotros. Este es un presupuesto básico para entender las parábolas que cuenta Jesús. La eficacia de la acción en la voz de la libertad, de la vida y de la justicia, no depende solamente de nosotros, sino que proviene, ante todo, del Dios que actúa en nosotros. Para que esto suceda es preciso estar con Jesús. "A vosotros se os dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se los presenta en parábolas, para que por mucho que miren, no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que que se conviertan y se les perdone” Estar fuera de la comunidad de Jesús, es dudar que su proyecto provenga de Dios, se corre el riesgo de no entender nada de lo que El dice y hace. La consecuencia puede ser desastrosa pensar que las cosas no pueden ser cambiadas ni transformadas, y caer en el círculo del que está ahí, sin salida. El desánimo y la desesperanza ciertamente cerrarían nuestra puerta, y el Evangelio dejaría de ser Buena Nueva, anunció alegre, para convertirse en una tentación que habría que evitar. Sería el rechazo del propio Evangelio.

La parábola de lámpara trae una pregunta que hacemos continuamente ¿la justicia, la fraternidad, la libertad y la vida no deberían brillar en el mundo después de tantos siglos? Sin embargo, lo que vemos parece indicar que el mundo anda en contravia a esto. Es la semilla, plantada, el grano de trigo enterrado. Hay un proverbio italiano que dice: "Debajo de la nieve está el pan”. Si no creemos que esta semilla tiene una fuerza propia y misteriosa ¿que podría movernos a cuidar el terreno para que ella brote?

Ante la persecución e incomprensión desalentadora, la actividad de Jesús puede ser bloqueada. Sin embargo esta actuando una fuerza misteriosa "sin que el hombre sepa como”. Pero la lámpara del Reino de Dios debe ponerse sobre un candelero. Por eso "nada hay oculto si no es para que sea manifestado, nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto.

Paz y Gracia.